El principal factor que hace que una patata frita se quede algo lánguida es el almidón, por eso, quitarlo en su mayor medida nos ayudará en el resultado final.
Una forma de quitar el almidón es cortar las patatas (recuerda que debes cortarla en los trozos más iguales posibles) y dejarlas reposar en agua fría durante unos 20 minutos.
Pero sin duda, lo que mejor resultado da a la hora de conseguir unas patatas crujientes es la doble fritura.
Calienta el aceite a fuego medio, y cuando esté caliente introduce las patatas. Fríelas durante 8 minutos a fuego medio.
Después retíralas del fuego y déjalas sobre papel de cocina durante otros 10 minutos.
Tras este tiempo calienta el aceite a fuego alto y dale una segunda fritura a las patatas. Esta vez tan sólo tendrán que estar unos 3 minutos.
Menos crujiente pero con un resultado igual de apetecible, lo conseguimos cociendo primero las patatas y luego friéndolas, como los gajos de patatas al estilo burguer.
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