La polenta se obtiene a partir del maíz y puede prepararse como guarnición o como plato básico. Contiene el 10% de la dosis recomendada de Vitamina C y gran poder energético. Además, constituye una buena alternativa para las personas que no pueden consumir gluten.
- Potaje: es la forma común de comer polenta en el Trentino meridional, con patata machacada, harian de maíz, salami, queso y cebolla sofrita.
- Frita: primero tendrás que poner a hervir agua con un poquito de sal, bajando la temperatura cuando añadas la polenta. Cocina hasta que esté cremosa y, tras ello, vuelca la masa en un recipiente de forma que quede uniforme y compacta, para después introducirlo en el refrigerador. Deja enfriar hasta que la polenta se endurezca, córtala en rebanadas y fríela en la sartén a fuego medio. En cuanto se dore, espolvorea con queso parmesano, sal y pimienta.
- Al horno: tras preparar la polenta, mézclala con media taza de mantequilla, tomillo, sal y pimienta. Pon el preparado a hornear hasta que se dore. Después puedes cortar la polenta en rectángulos para acompañar a la carne o bien con moldes para galletas y añadir salsa marinera.
- Cremosa con queso: una de las recetas más sabrosas es mezclar la crema de polenta con queso, mantequilla, leche, perejil y nuez moscada. Derrítelo a fuego lento ¡y a disfrutar!
- Dulces: también puedes utilizar la polenta para hacer postres, sustituyendo el agua con leche e incorporando otros ingredientes como canela, cacao, aroma de vainilla…
